miércoles, 26 de diciembre de 2012

Amigo y D. Manuel...




Se encontraron rodando por las calles mojadas, la noche de hace un año.


El agua distraía la luz de sus miradas que anhelaban el hueco de aquella
vieja casa donde nadie habitaba.
Se miraron un rato, midiéndose las caras.
Al final y despacio se fueron acercando a los toscos tablones que apenas
sujetaban la puerta rota y sucia por la que se adentraron, a cobijar sus
cuerpos del frío y de la helada.
Pudieron encender el fuego, que aún quedaba dormido en la cocina. Al
amor de sus sombras y también de sus llamas, compartieron silencios,
recuerdos, sopa y cama.
Al filo de esta noche, cuando sean las doce y suenen las campanas se hará
nuevo su sueño y no podrá con ellos el frío que se cuela, por las rendijas
rotas de las trece ventanas.
Han vuelto a armar la lumbre que cocina su sopa y calienta sus almas.
Los dos huelen a musgo, a nieve y a castañas...
Alguien de alguna esquina dejó alguna moneda y algo de comida, al verlos
abrazados entre mantas, en la plaza mayor de esta ciudad perdida en el
jolgorio, en las compras, en las luces malditas que iluminan mentiras al
llegarles el alba.
Cuando cayó la tarde, recogieron sus cosas, apuraron sus pasos y fueron a
su hogar, a disfrazar la noche con lo que les quedaba.
Ya estaba el pan caliente, el queso en los papeles, el vino en la botija...en
la boca un suspiro y en los ojos un grito de esa esperanza viva, que al filo
de esa noche de hace un año, los unió para siempre.
Después de las viandas y del brindis, se dejaron caer en el viejo colchón,
henchido el corazón y la sonrisa.
Atila, respetando los rangos, dejó que D. Manuel se acomodara. Luego
resbalando su cuerpo, acabó hecho una rosca al lado de su amo.
Manuel alzó su mano, tirando de las mantas para taparse enteros.
Acarició despacio a su amigo perruno y volvió a bendecirlo por acercarse a
él, aquella noche de agua, de hace ahora un año.
Atila dio un bramido respondiendo a su dueño y quedaron dormidos,
abrazando sus sueños.
¡Qué triste Navidad hubiera sido, el no haberse encontrado, aquella fría
noche... a la desesperada!