Cada día
desdoblaba su cuerpo a la hora precisa. Se miraba en aquel espejo
grande y antiguo, donde las florituras del marco parecía que le
indicaban lo que tenía que corregir, para ser una cuasi perfecta
réplica de el mismo. Y estiraba o recomponía ciertas zonas de su
piel u osamenta, para ser exacto a si mismo. No un gemelo, sino él.
Dos, de uno sólo que compartían piel, músculos, órganos, etc
No podía
caber la duda de que pudiera ser “otra persona”, porque él, era
un ente especial, entre todos los productos que existían en esa
colmena de entidades abstractas de las que pensaba aprovecharse. Su
hipnótica habilidad, conseguía traer a los sujetos más débiles
hasta sus entrañas. Fagocitosis. La que alimentaba tanto su extraño
cuerpo, como su órgano pensante. Supo generarse un habitáculo de
imagen humana y adquirió por imitación de algún que otro “cuerpo
extraño excesivamente mundanal”, la habilidad de hablar, con lo
que no se hacía diferente entre la multitud de seres que circulaban
por todas esas calles de ciudades caduca y en trance de
destrucción,por las contantes lides entre sus congéneres... y su
supervivencia de los “mundanales cuerpos”!
No era el
único que existía de esta categoría. Habían ido poblando con paso
firme las estructuras de ya muchos humanos, (esos mundanales), y les
estaban sobrepasando en número a un ritmo vertiginoso. Mataban sin
duelo y sin conciencia ninguna, puesto que eso no lo conocían e iban
adquiriendo más poder sobre sus territorios conquistados, anulando
febrilmente a sus huéspedes elementales, sucumbían a la estrategia
y se les iba destrozando hasta aquello que ellos llamaban “alma”.
Un concepto de vida, que por más que no entendieran, sabían que les
confería una extraña energía. Un poder extra que los replicantes
traían para si, a la hora de ir soportando las incursiones con las
que se les intentaba aniquilar. Su fuerza consistía en “permanecer
inmunes”, con una capa de extrañas partículas casi invisibles que
protegían su estructura y eso era un gasto energético que reponían
con esas “almas” que habían logrado destruir en las incursiones
corpóreas, las cuales analizaban con un excelso cuidado para atraer
primero a los más debilitados. Pasado cierto tiempo, descansaban lo
que les era necesario, regresando a un único ente y retomaban su
vida de adecuado reposo, hasta la siguiente fase de habitar células
de entidades “mundanales”, para seguir sobreviviendo.
Con un
descanso bastante breve solía ser suficiente para iniciar una vez
más intrusión en los cuerpo humanos seleccionados. La diferencia de
veces anteriores era que después del primer ataque, se podían
desdoblar en dos entes y en las ocasiones siguientes, dependiendo de
la energía absorbida, podían replicarse en más de dos, con lo que
su progresión de abducción de “mundanales” era más rápida
para ellos, con lo cual su estratégica conquista se iba convirtiendo
en algo mucho más cercano. Desaparecerían los humanos para dar paso
a los entes replicantes, en cuanto llegasen a la eliminación total
A partir de
ahí entrarían en la “FASE 0 – IN VITRO” de sus planes para
habitar todos los territorios que querían y necesitaban para
sobrevivir. Ya habían conseguido que una gran parte de los
“mundanales” se quedasen en su pequeños asentamientos...
A 1 de mayo,
del año del Señor de 3020:
Los humanos
seguimos confinados en nuestros asentamientos cada vez más
diminutos, puesto que nuestros refugios son los templos, donde no se
acercan los replicantes. Oramos largamente, con nuestras almas
suplicando y esperando que El Señor haya acogido en sus cielos, a
todos nuestros fallecidos y permita en su bondad que estas malignas
criaturas desaparezcan de este, que era nuestro mundo...
¡ANTES DE
QUE PASEN OTROS MIL AÑOS!