lunes, 11 de marzo de 2019

A veces corazones



Me duelen todos los corazones que he tenido en mi vida. Desde el tiempo de cada vacío que se ha ido creando a fuerza de ignorancia de tí para mí,
de mí para tí.
¿Cuándo llegó el diluvio de las pocas palabras, de las pocas acciones, del poco entendimiento, de la poca paciencia, de los “nadas”...
¿te quiero?”. ¿Me quieres? (así lo creo, porque me parece que lo siento al latirme todos mis corazones).
Sé que tienen heridas, que tú no los entiendes, aunque yo pueda pasar días explicando los llantos que escapan de mi cuerpo... 
a sangre lenta.
El dolor es torcido y se ata a la piel. Se vive en los silencios porque ahí no hay conflictos. La soledad se arrastra y al final acompaña segundo a segundo, la vida tan rota de “entre dos”, que son y no son, que están y no están, que viven y se mueren en pasos distraídos y ambiguos.
Nos faltan tres sonrisas, dos paseo cogidos de las manos, un abrazo cada noche (ora de luna nueva, ora de luna llena)...
Y alguna vez, mirar como caminan los tantos corazones que nos habitan la vida.