Me asaltan las palabras el borde de la boca, como si en ese acto mantuvieran su vida por más tiempo. Les sugiero despacio que no alarguen sus dedos más allá de mis labios para no pronunciarlas, pero son tan tozudas que se escpan y atrapan los rincones del aire que suspiro y resbalan por ellos para sallir deprisa. me oigo y no lo creo. Consiguiron su meta y ahora son tan libres que avanzan presurosas sin nigún tipo de miedo a posarse resueltas en labios de otras bocas y seguir su alegre parloteo. Las miro y no las veo, de lo veloz que pasan de boca a boca. cada vez que detiene un minuto su grandioso paseo, enmiendan una charla, detiene una lucha, encienden algún beso...
Las palabras, una vez que las dejamos salir ya no nos pertenecen, es como si cobraran vida, son ellas mismas. Muy bonito y certero relato.
ResponderEliminarUn beso.
Como estas palabras que quedan en los comentarios, libres de dar a entender, de conformar o de todo lo contrario.
ResponderEliminarUna prosa reflexiva y exquisita. Una foto chulísima.
Abrazos
ummm, como dice nuestro Luis es un texto para degustar despacio y reflexionar.
ResponderEliminarUn relato que parece poesía. Muy elegidos los adjetivos y los verbos. Tú prosa limpia, clara y trabajada.
ResponderEliminarUna exquisitez.
Un beso, Guaci.