domingo, 7 de julio de 2013

Botones en la boca...


Los botones de la boca eran tan pequeños, que dejaban que se escapara el aire entre sus dientes.

Unas veces formaban palabras dulces y armoniosas y otras, las más desde hacía ya algún tiempo, con veneno en cada sílaba.  
Torcía los labios en una mueca absurda cada vez que pisaba las mismas baldosas donde él había pisado descalzo tantas veces, para acudir a su cama.
El sabor de los lamentos en la despedida forraba las paredes de su casa y la ahogaba en ese silencio sin besos, ni abrazos, ni nada.
Un espejo reflejaba la ira contenida en sus mejillas, con ese color rosado vibrante que llegaba a alcanzar los bordes de los labios, casi entresacando esas palabras sucias y viejas que ahora dormían a su lado cada noche.
Cada pliegue de las sábanas tenía el aroma de su cuerpo bordado en los festones de una piel, que se fueron quedando al lado de su piel.
Un tejido de luces que abrasaban las sombras de cada día que acababa.
Espasmos de locura obedecida, para saberse enteros el uno con el otro, revueltos, caídos, alados, muriendo en cada esquina y renaciendo en un beso olvidado dos minutos atrás, mientras se miraban a los ojos para decirse adiós sin despedirse.
¡ Qué lujo la inocencia, que la llevó un inicio que hizo que no volviera !
Se deshicieron lazos al son de las campanas de la ermita y una voz quejumbrosa, de los pasos del tiempo los llevó hasta ese daño que mata y muere cuerpos en el borde de esos suspiros lentos, donde se ajustan botones en la boca, para que no salga el llanto, ni las palabras ciegas, ni las razones muertas de cada desengaño. Ajustando el corpiño que sujetaba su alma con cintas de colores, siguió con su memoria viviendo la injusticia.
Ya casi era un olvido su presencia, salvo por esas noches de truenos de tormenta que hacía que volviera hasta esos brazos, que la abrazaron toda midiendo sus caderas.
Un sólo ruido del aire soltaba los botones de su boca y saltaban palabras como jauría loca que buscase a su presa.
El calor del silencio la volvía a su sitio, al hueco refugiado donde bordaba lenta dispersas emociones y alguna que otra vez... se cosía la boca. 

2 comentarios:

  1. Ah...hermoso texto! Profundo,evocador..lleno de matices, muy femenino,me ha parecido bellísimo!

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  2. No se puede escribir mejor, Guaci.
    Besitos.

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