miércoles, 14 de abril de 2010

Si me quito de vivir ...







Si me quito de vivir,
que no sea vida.
Sé que puedo enredarme
en un suspiro,
y abandonarme a un hálito feroz
que me domina,
para seguir viviendo
sin castigo.

Si me quito de morir
que no sea muerte.
Sé que traspasa el frío
hacia lo hondo.
Y te deja los labios desabridos
y las manos enjutas sin destino,
y me tengo que acabar
aún sin condiciones,
lo que me falta aún de mi . . .
y en derredor mío.

Si me dejo de ser yo,
merezco pena.
Cárcel perpetua sin corazón latido.
Que he vivido y he muerto . . .
y he perdido.
Y he resurgido enferma y macilenta,
en vez de regresar hacia un ser nuevo,
que tuviera la voz y la paciencia
de la pequeña luna que no he sido.

Si me dejo de mi,
sé que me olvido.
Pero ya no consigo quitarme la careta
ni siquiera mirándome al espejo,
que me dice quien soy . . .
siempre que vivo.