sábado, 6 de septiembre de 2008

Aplausos a escondidas.


Rodante... lentamente, un esfuerzo hacia arriba, pisando la fuerza de las manos y los ojos en pasos ajustados. Silencios ... la música la guía. Delante sin prisa. Un giro sin regreso... despacio la eterna pirueta del danzante,casi en una extraña melodía, de luces desvaídas y de cuerpos, que toman sus medidas con la danza. La veo ... ¡no sabe qué he venido!. Ella es mi bailarina. Yo le puse los dedos encogidos en aquellas pequeñas zapatillas, de un rosa ya descolorido. Su mirada era...demente ... divertida ... ¡confusa!. A un tiempo le gustaba, y por otro, le tapaba una parte importante de su vida. ¡Hoy es su día! ... ¡Y mi día! ... ¡no sabe qué he venido!. Desde el asiento más alto del teatro ... la miro. Y dejo que me lleve hasta las ruinas, de este corazón envejecido, que disfruta sus danzas de sirena con lunas apostadas, mirando y sonriendo su misterio de bailarina dulce y extasiada. En un trozo de antaño donde vivimos juntas, teníamos el baile de las manos,en cada anochecer cuando nos encontrábamos al borde de una música , que nos movía casi sin darnos cuenta. Donde yo no he llegado , ella puso sus ojos y midió los tormentos y las penas, para poder bailar como si yo estuviese en su vientre escondida. ¡Me ha dado el mundo de la danza! Pero ... ¿y yo? . Ahora, sólo se regalarle silencios, aplausos y miradas a escondidas. ¡No sabe qué he venido! . ¡Qué triste despedida!. Mis luces se me apagan y no quiero que sepa que me marcho. Por lo menos no... todavía. Cuando este al otro lado, podré verla sin miedo a su disgusto, a una agonía compartida. Mi último regalo es no mirarla, más que desde aquí arriba del teatro. ¡No quiero qué me vea!. Mi vida se ha cumplido. La suya ... es joven jugando entre sus veinte años. Mi suerte está con ella. La miro ... y es un volcán de suspiros cercanos, en pasos deseados y caricias muy tenues abiertas a trazos de ternura. El baile de los cuerpos que se duermen ... que luchan ... que sueñan ... que viven ... ¡Al final es la vida! . ¡Sólo la vida! ¡Aplausos...aplausos! ... ¡sí! ... ¡Aplausos !... y mi voz pequeñita en la alturas : ¡Bravo! ¡Bravo! ... ¡Mi niña!.

2 comentarios:

  1. "Yo le puse los dedos encogidos en aquellas pequeñas zapatillas" y "¡No sabe qué he venido!" Me parece un texto delicado, lleno de sentimiento y sobre todo, poético. Me gustaría escribir así.
    Manel (http://www.manelaljama.blogspot.com)

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  2. Precioso. Me llega al alma.Un saludo mi niña, desde tus tierras canarias.

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