martes, 9 de octubre de 2012

El tiempo con los años ...







He respirado el aire
que amanece
tranquilo, sosegado,
con un deje de frío
entre los hombros
y un suspiro alargado,
al rozarme la boca
la luz traspapelada,
que brinca en los tejados.

Otro gasto de amor
junto a la almohada,
donde duermen aún
las sienes blanquecinas
del valiente y cobarde,
que siempre me acompaña.

Después de luces pérfidas
y vanas,
intentando anular
amor de amores,
llegaron esponsales
de amores más tardíos
que supieron vencer
noches sin calma
de maduros inquietos
que al unirse, ganaron
al juego que venía.

Y nos bendijo entonces
la luna plateada.
Y respiramos aire de triángulos,
de pétalos de isátides,
de mares escogidos
para dormir los sueños,
en olas muy salvajes
acunando sabor de madrugadas.

Ahora, nos ha vencido
el tiempo con los años.
Pero estamos aquí,
invadiendo la almohada
de canas atrevidas,
que abrazan cuerpo a cuerpo
miles de arrugas bellas
que nos pintan,
del color de hojarasca
vencida,
mezclado con aromas radiantes
de canela, melisa y mejorana.

Los surcos de la vida
dibujada en la piel.
Una piel recorrida, amada,
vestida de ternura
y de silencios
en cada anochecida.
Piel de dos, para dos,
con cada amanecer...
¡ y en todas las caídas !.

Me levanta su voz,
si el duelo me reclama,
y a él, la voz tan mía,
le atempera su alma
todavía.

De mi norte a su sur,
de su oeste a mi este,
mirando hacia ese mar
que aún nos sotiene juntos,
seguimos viendo el sol
cuando aparece,
desde la misma almohada
donde despacio duermen
nuestros años pasados,
nuestras sonrisas tenues,
nuestras bocas cerradas
que se dicen " te quiero "
cuando dejan el día.

Y abrazamos los cuerpos
y dormimos el alma
y respiramos juntos
el viento de este otoño,
que amanece deprisa
para vivir despacio cada día,
y morir lentamente
besándonos las noches,
como una despedida.

Tiene prisa el otoño
de bendecir,
casi 20 mil pasos
escuchados,
mirándose ahora mismo
en las estrellas,
que ocuparon antaño
nuestros días.

5 comentarios:

  1. Ahí, cobijados entre tus líneas, están esos amores maduros que duran temblores eternos, sonrisas aun apagadas y tiempos que fueron y quizás todavía serán.
    Preciosa esa almohada que guarda tantas cosas. Precioso.

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  2. Bellísimo e inspirado poema con un final maravilloso.
    Un beso.

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  3. ¡Qué hermosura, amiga!
    Conseguiste emocionarme. Me metí en la piel del poema... y me vi a mí misma y a mi amor... y a ese tiempo maldito... que nos hace más sabios... pero también más viejos.

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  4. El amor sabio y maduro que queda en el otoño de la vida. Qué bonito!!!
    Un beso.

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