sábado, 1 de junio de 2013

Nunca fue amor...



Nunca fue amor, sólo un capricho. Ansia de dulce y locura, dentro de una voz que se había colado en los oídos. Un esperanza cambiada a una realidad que en su tiempo fue un sueño, que se convirtió en esa dicha de saber que existes para alguien... pero nunca fue amor.
Fue un salto al vacío, anidar en el abismo buscando un lugar en ese precipicio de piel sujeta a otra piel que duerme tus caricias. Crisálidas que despertaban a las sensaciones que estuvieron escondidas por tantas circunstancias adversas.
Miles de brotes de roces que eran saludos y despedidas cada vez que se abrazaban los encuentros. Almacenes de un lujo de sentidos, en dos claras lunas tan oscuras que estaban predestinadas al encuentro.
Nunca fue amor, pero así lo vivimos, desde que nos nació esta vida de compartir los días y las noches, de esa manera consentida y a la vez peligrosa que nos ha llevado hasta ahora. Un suspiro desalentado nos está aprisionando las palabras, la voz que fue protagonista, la iluminada ternura con ese toque amargo que hizo que la unión fuera aún más asentada entre nosotros, al venir de desechos de algún amor, que destruyó lo que algún día quiso ser un amor.
Nos duelen las miles controversias, la inadaptación, la saliva gastada en besos nunca dados, los silencios y a veces también las palabras que habría que dejarlas que volaran para llegar al borde de los labios contrapuestos.
Quisimos que así se sostuviera y cayó en un derrumbe al paso de los años, sin darnos cuenta apenas. Lo dulce, se hizo amargo, las manos se alejaron, los besos se olvidaron de que un día hubo bocas que estaban esperando.
Se formó la cordura para aplastar cada pequeña idea con trazos de locura que entraba en rebeldía y se dejaba resbalar al lado de unos corazones que no latían juntos hace tiempo.
Se vistió la pasión con una seda rota y no dejó que hubiera más acuerdos de dormir solamente con una piel vibrante que quería percibir el sudor, las caricias, la placidez después de ser tan sólo uno, en un sólo momento.
Nunca fue amor, pero así lo vivimos hasta este último espacio donde nos acabamos la paciencia y regresamos a una soledad, que hizo que de repente nos perdiésemos en un vacío extraño que volvió a unirnos, en una vida distante sin disciplina alguna, que nos va interviniendo las noches con plácemes y parabienes de cada luna errática, que son las que aún nos abrazan y siempre, siempre insisten en no dejarnos solos... aunque nunca fuera amor lo que siempre sentimos, entre nosotros dos.

1 comentario:

  1. Aunque no fuera amor su nombre, bien es un apellido.
    Lindo, fluyen tus letras.
    Un fuerte abrazo

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